He
conocido a una mujer que ha venido a trastornarme la vida; es hermosa,
inteligente, graciosa, cariñosa, y se ha visto interesada en mí. Se llama
Sofía, e incluso mencionar su nombre hace que palpite con nuevos bríos mi
corazón.
No hace mucho que nos conocemos, pero a su lado el tiempo es
sólo un concepto que no parece afectarnos demasiado; entre risas cómplices,
miradas sugerentes, y pláticas eternas, que terminan con sus labios
acariciándome la boca.
Hace unos días me pidió que la tocara, y lo hice. Me dejé
llevar por las líneas de su espalda, las curvas de sus caderas, la suavidad de
sus pechos, y entre los pliegues de su falda modelé sus muslos con mis manos, y
al poco tiempo hasta me atreví a explorar el tesoro que guardaba recelosamente
entre sus piernas.
Ella lo disfrutó, y yo también. Sin duda alguna, con ella he
vivido una de las experiencias más excitantes de mi vida.
Sin embargo tengo una duda: ¿Y ahora, cómo se lo explico a
mi marido y a nuestros hijos?
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