domingo, 7 de diciembre de 2014

Flores para Soledad

Coqueta, inteligente, simpática, de mirada encantadora y una boca que hechizaba hasta al más cauto, invitándole a probar lo inalcanzable. Soledad parecía ser la encarnación de la más hermosa de las Diosas; de piel delicada, formas perfectas, e igual de inaccesible que ellas; como una flama que atrae y quema, como el viento que se escapa sin avisar, o la noche que se marcha entre destellos de madrugada.
            Día a día un hermoso arreglo de flores rojas, blancas y amarillas, llegaba a la puerta de su hogar, el cual era recibido por ella como el más preciado de los tesoros, provocando el celo de los hombres, que sólo se limitaban a sospechar la identidad del afortunado remitente, y la envidia de las damas, que soñaban con recibir un presente semejante, al menos una vez en sus vidas.
             No faltó el soñador, incauto, poeta y atrevido que se aventuró a tocar a su puerta, pero ella jamás le abrió a nadie que no trajese sus preciadas flores. Nadie sabía cómo, pero si alguien más trataba de entregarle un arreglo que no fuese el que ella esperara, Soledad lo distinguía de inmediato y no atendía al llamado de la puerta.
            Le dedicaron centenares de versos, melodías, esculturas, retratos, pero ningún arte parecía ser suficiente para ella. Diariamente le ofrecían joyas, propiedades, autos, vidas, pero la respuesta era la misma; el silencio y una puerta que no se abría.
            Era una Diosa que, como tal, sólo podía ser venerada, pero jamás poseída; como la más bella de las lunas; eterna y brillante, hasta que un mal día se le encontró muerta, y al igual que nuestra Luna, completamente sola.

Sólo entonces supieron la identidad de su amante, aquél que cada día le iluminara la vista con sus detalles, opacara y enardeciera al resto de los hombres, al tiempo que alimentara la curiosidad sinfín de las mujeres: “Nadie”. Porque nadie, más que ella misma, era quien se enviaba diariamente esas flores rojas, blancas y amarillas.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario