martes, 30 de octubre de 2012

El concilio


–Ahora sí que se juntaron todos los muchachos ¿no?

–Sí, esto está buenísimo.

–Pero no creen que ya deberíamos suspender esto. Digo, ya tenemos aquí una semana, y me esperan en la Catedral.

–No empieces con lo mismo, que esto se está poniendo interesante.

–Otra vez tengo par de doses. 

–Jajaja, de verás que éste no ha sido tu día de suerte. 

–Es cierto, primero te gana el cargo el mamarracho éste, y ahora has perdido hasta el rosario.

– ¿A quién le dices “mamarracho”? Recuerda quien soy.

–Aún no, ten en mente que aún falta un pequeñísimo detalle.

–Pequeño pero muy importante.

–Bueno, ya déjense de cosas y saquen otra botella, que tengo la garganta seca.

–Pero que sean de las buenas, no sean tacaños, al fin de cuentas ustedes no son quienes las están pagando. 

–Y tampoco tú.

–Jajajaja, las paga Dios.  

–Jajaja.

–Por cierto ¿cómo va el asunto ese del que me enteré el otro día?

– ¿Cuál?

–El del chico que te acusa de violación. Ya es el quinto que te denuncia este año ¿no?

–Jajaja, hasta parece que salen por debajo de las piedras.

–Pues no hay cambio, mis abogados siguen trabajando en ello.

– ¿Piensas llegar a un acuerdo con él y su familia?

– ¡Ja! No, nada de eso. Mis abogados están negociando con los medios de comunicación, para que no se hable más del asunto.

– ¿Y las autoridades? 

–No olvides con quién estás hablando. 

–Jajajaja, eres un “santo” poderoso.

–Y en unas horas lo seré aún más. Pero sigamos jugando, que no sabemos cuándo nos volveremos a reunir todos.

–Tal vez para Navidad.

–O en el peor de los casos, hasta que tengamos que nombrar a tu sucesor.

–Jajajaja. Sólo si no son ustedes los que se mueren primero.

* * * * * *
Después de una semana de negociaciones, por fin vemos aparecer humo blanco por encima de la  Capilla Sixtina. Los cardenales pronto saldrán de su cónclave, y en unas horas sabremos el nombre del nuevo Papa.

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