Más allá de la niebla, dicen que hay una torre. Pero
nunca nadie la ha visto. Hablan de un viejo campanario y de una propiedad
salida de los cuentos de hadas, como una hermosa caja de madera tallada, que ha
encerrado a un fantasma.
Está
rodeado de un plácido lago, que parece dormir bajo las sábanas de la bruma.
Como un cristal que refleja la paz del cielo, como un perfecto disfraz que
proyecta belleza para ocultar la verdad iracunda, de profunda oscuridad,
perdición y miedo, entre lápidas de agua.
Dicen
que ahí construyó la muerte su morada, entre las sombras, entre el follaje,
entre los muros. Todos cuentan historias, pero nadie habla de recuerdos, porque
ninguno que haya ido a ese sitio ha regresado para narrar sus memorias. Sólo el
viento viene y va, con cierto aroma a olvido, humedad y muerte.
Más
allá de la niebla te espero, entre estos muros de piedra, aguardando entre los
rincones, en el fondo del lago, en la torre olvidada y el campanario, mezclado
con la bruma, un trozo de mí en cada loza, en cada ventana, cada puerta, cada
rama, como una sombra, como un fantasma.
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