lunes, 14 de enero de 2013

Estambre


Lo supe desde el primer momento en que te vi; tan altiva y soberbia, tan lejana y brillante. Sabía que terminaría enredándome contigo, ya fueras tú quien viniera a acurrucarse entre mis garras, o fuera yo quien subiera a ronronear entre tus piernas.

            Sólo es cuestión de tiempo, yo aún tengo mis siete vidas intactas, y estoy dispuesto a apostar ocho de ellas por alcanzarte. Como verás, las matemáticas no son mi fuerte, pero la paciencia sí, y tengo un costal lleno de ella.

            Dicen los necios que eres de queso. ¡Qué absurdo! Ya te imagino mordisqueada por miserables ratones, o derritiéndote en primavera, o sobre una pizza italiana.
           
Dicen los sabios que eres de piedra, aún más ridículo, como decir que los sueños no son de algodón, o que la tierra no tiene un corazón, cuando de buena fuente sé que tiene dos; uno latiendo en mi pecho, y el otro aguardado por mí, justo en tu interior.

Yo sé que ni de queso, ni de piedra, ni nada de eso, porque desde que te vi, supe que sólo podías estar hecha de un blanco, majestuoso, suave y esponjoso estambre.   

 

2 comentarios: