Tal
vez aún no lo asimile, pero Pamela es la única sobreviviente de la desgracia.
Todos a su alrededor están muertos, y sólo una chispa de esperanza la invita a
seguir adelante en un mundo lleno de fantasmas, sombras y recuerdos.
Se sabe vigilada por el pasado y la
oscuridad, mientras el frío hace visible el insipiente vaho que exhala por la nariz.
Cualquier otra se hubiera rendido, o entregado a la desesperación, pero ella no
es como las demás personas, de hecho nunca lo ha sido. Desde muy niña fue vista
con ojos de sospecha, e incluso antes de que lo supiera, siempre había estado
sola.
Nadie entendía lo que decía, no porque no fuera clara con sus
palabras o acciones, sino porque nunca quisieron escucharlas. Antes ella suponía
que lo hacían por negligencia o apatía, pero ahora entiende que la verdad es
que le tenían miedo. No porque la consideraran hostil o agresiva, sino por el
simple hecho de ser distinta. Eso era suficiente para verla potencialmente
peligrosa.
Ya no queda nada, salvo uno que otro
edificio en pie y un sinfín de cuerpos inertes, y lo peor es que ella sabía que
eso iba a ocurrir. Pamela sabía que era inútil, pero trató de advertirles, encontrar
otra alternativa y salvarles la vida, para no tener que cargar con el hedor de
sus muertes en la consciencia, pero no le hicieron caso. Pensaron que era un
engaño, una locura más de la “chica rara” que hablaba con los muertos. Jamás
pensaron que ella sólo era la mensajera que las sombras habían elegido para
hacer su advertencia, y que la guerra ya había comenzado.
En cuestión de segundos la oscuridad
se alimentó del miedo y la sangre se tornó negra y espesa. No hubo infante,
mujer, u hombre que no se retorciera del dolor, al sentir cómo su materia se
desmoronaba con el viento, y su vida se les escapaba como un mar de hojas en
otoño.
Ahora
la muerte se posa reinante entre los restos que se pudren bajo la oscuridad de
la noche, mientras Pamela camina sin destino, pero nunca más sola. Se ha vuelto
la guía de un centenar de almas que la siguen como un rebaño, porque sigue
siendo “rara”, ya que sólo ella tiene esa chispa de vida, que los demás
apagaron.
Me encantó. =)
ResponderEliminarGracias Corazón.
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