Taciturno recuerdo extraviado, entre hojas de papel y
paredes de olvido, como un suceso que nadie quiso, teniendo como único testigo
al silencio lapidario que le siguiera a mi último suspiro, e intercambiara el
carmín de mi sangre con la oscuridad de las sombras.
Ahora eres tú el que se extravía en mis recuerdos, entre
hojas afiladas que laceran tu piel y carcomen tu memoria, desgarrando tus
entrañas, hasta llegar a la médula asesina que aquella noche me robara la vida,
dejándome sola entre tinieblas, aguardando serena este día, en el que por fin
te compensaré con la misma moneda.
Venganza es la palabra que pondrá fin a tu vida, asesino
es el nombre que se grabará en tu lápida, y una vez más será el silencio el
único testigo, que te acompañará hasta que la luz se extinga y se tiña de
oscuridad tu mirada.
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