Entonces ahí estaba, todos decían que yo era la
indicada, que ese personaje había sido creado para mí, y lo peor es que me lo
creí.
–¡¿Cómo
pude ser tan tonta?! –
Ya me
lo decía mi madre, pero fui una ingenua. Ahora lo único que lamento es que quizás
no pueda hacer nada para remediarlo.
Yo sólo
quería ser parte de una película de horror, y véanme ahora, con los ojos
hinchados, las rodillas lastimadas y la garganta adolorida de gritar como loca,
y ¡todo para qué! Para que a última hora, el director decida eliminar mi única
escena, y le dé el protagónico a la zorra que no supo ni decir su parlamento,
todo porque ella sí tenía un par de cosas que yo no poseo: mucha silicona y dos
piernas fáciles.
Ahora
sólo soy una zombi más de la horda, y no puedo esperar el momento en que el
imbécil del director diga ¡Acción! Y le ponga un poco más de realismo a esta
película.
Sé que
me arrepentiré de esto mañana, pero ¿qué se le va a hacer? Tal vez diré que me
dejé llevar por el personaje.
No hay comentarios:
Publicar un comentario